El 28 de Mayo se conmemora el Día Internacional de la Higiene y la Salud Menstrual. Esta fecha sigue siendo relevante ya que cada día menstrúan en el mundo 800 millones de personas entre 15 y 49 años y, a pesar de ello, 500 millones de personas carecen de acceso a productos menstruales y a instalaciones adecuadas para la salud menstrual. Además, la menstruación sigue rodeada de estigma y es tratada de forma tabú en muchos lugares del mundo.
Una salud e higiene menstruales deficientes menoscaban los derechos fundamentales de las mujeres, las niñas y las personas que menstrúan, como el derecho a trabajar e ir a la escuela. En la encuesta U-Report realizada en 2021, un 31% de encuestadas y encuestados en Ecuador afirma que ha dejado de ir al colegio o la universidad durante su periodo por miedo a manchar la ropa y un 35% por dolores en la menstruación. Así pues, la menstruación es no solo una cuestión de salud sino de derechos humanos, específicamente el derecho fundamental a la autonomía corporal.
Para gozar de una buena salud menstrual se necesitan ciertos elementos esenciales como son los suministros seguros, aceptables y fiables para la gestión menstrual, intimidad para cambiar de material, instalaciones para lavarse de forma segura y privada, e información para tomar decisiones con conocimiento de causa. En Ecuador, según la encuesta U-Report, un 51% de las personas encuestadas indica que no tuvo clases específicas, talleres o material educativo para abordar el tema de la menstruación, un 61% no ha podido acceder a servicios y cuidados de salud menstrual en los últimos 3 años y un 54% afirma que su institución educativa no cuenta con instalaciones adecuadas para que las personas menstruantes se cambien en un entorno seguro y privado durante su periodo.
Estos datos indican que existe en Ecuador una vulneración del derecho a la autonomía corporal de muchas mujeres, niñas y personas menstruantes. Por este motivo, es necesario priorizar la información y sensibilización sobre el bienestar y la salud menstrual desde las políticas sanitarias y de desarrollo nacionales. La inversión en salud menstrual debe reflejar su importante papel en los derechos humanos, la salud pública, la igualdad de género y el desarrollo sostenible.
Los datos de la ya mencionada encuesta demuestran que queda aún mucho trabajo por hacer en el país, pues entre los sentimientos más frecuentemente mencionados ante la pregunta “¿Qué sentiste con tu primera menstruación?” encontramos el miedo (31%), la sorpresa (30%) y la vergüenza (19%). Esto indica que las políticas en torno a la menstruación deben desarrollarse desde un enfoque integral que combine educación con infraestructura, además de productos y esfuerzos para abordar el estigma y los tabúes que rodean el tema y que la menstruación sea así una experiencia sana, normalizada y libre de vergüenza.