La desigualdad desbordada y la falta de protección de los derechos de las mujeres más pobres podrían crear situaciones de inestabilidad social, además de socavar la paz y los objetivos de desarrollo del mundo, advierte un nuevo informe del UNFPA.
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Únicamente la mitad de las mujeres del mundo tienen un empleo pagado
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A nivel global, las mujeres ganan el 77 por ciento de lo que ganan los hombres
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Tres de cada cinco mujeres a nivel mundial no tienen acceso a permisos de maternidad, y muchas tienen que pagar la “penalización de la maternidad”
Si no se hace frente a la desigualdad de manera urgente y se empodera a las mujeres más pobres de modo que puedan tomar decisiones acerca de sus vidas de manera independiente, los países podrían enfrentar situaciones de inestabilidad y ver amenazada su paz interna y sus objetivos de desarrollo, de acuerdo con el informe El Estado de la Población Mundial 2017, publicado el día de hoy por el UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Los costos de las desigualdades, incluidas aquellas en el área de la salud y los derechos sexuales y reproductivos, podrían extenderse a los objetivos de la comunidad global en su conjunto, añade el nuevo informe del UNFPA intitulado “Mundos Aparte: La Salud y los Derechos Reproductivos en Tiempos de Desigualdad.”
La falta de provisión de servicios de salud reproductiva para las mujeres más pobres, incluidos aquellos de planificación familiar, puede debilitar economías y sabotear el avance hacia el Objetivo del Desarrollo Sostenible número uno: eliminar la pobreza.
La desigualdad económica refuerza y se ve reforzada por otras desigualdades, incluidas aquellas en el ámbito de la salud de la mujer, en donde sólo unas cuantas privilegiadas pueden controlar su fecundidad y, en consecuencia, pueden desarrollar habilidades, integrarse a la fuerza laboral remunerada y adquirir poder económico.
“Hoy en día, la desigualdad en los países no sólo tiene que ver con aquellos que tienen y aquellos que no tienen,” afirma la Directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem. “La desigualdad tiene que ver cada vez más con aquellos que pueden y aquellos que no pueden. Aquellas mujeres que carecen de los medios para tomar sus propias decisiones acerca del tamaño de su familia o que tienen una mala salud como resultado de una atención a la salud reproductiva inadecuada predominan en las filas de aquellos que no pueden.”
En la mayoría de los países en vías de desarrollo, son las mujeres más pobres las que tienen menos opciones de planificación familiar, el menor acceso a atención prenatal y las mayores probabilidades de dar a luz sin la asistencia de un médico o una partera.
Cada año, el acceso limitado a servicios de planificación familiar se traduce en 89 millones de embarazos no planeados y 48 millones de abortos en los países en vías de desarrollo. Esto no sólo perjudica la salud de las mujeres; también limita su capacidad para integrarse a la fuerza laboral remunerada o permanecer en ella y avanzar hacia la independencia económica, afirma el informe.
La falta de acceso a servicios relacionados, tales como el cuidado infantil accesible, también impide a las mujeres buscar un empleo fuera del hogar. En el caso de aquellas mujeres que participan en la fuerza laboral, la ausencia de permisos de maternidad y la discriminación de los patrones en contra de aquellas mujeres que se embarazan equivalen a una penalización de la maternidad que obliga a muchas mujeres a tener que elegir entre una carrera y la maternidad.
“Aquellos países que buscan hacer frente a la desigualdad económica pueden comenzar por enfrentar otras desigualdades, como aquellas en el ámbito de la salud y los derechos reproductivos, además de eliminar los obstáculos sociales, institucionales y de otro tipo que impiden a las mujeres desarrollar su potencial pleno,” afirma la Dra. Kanem.
El informe del UNFPA recomienda enfocarse de manera prioritaria en aquellas personas que se encuentran más rezagadas, de conformidad con el plan de Naciones Unidas para lograr un desarrollo sostenible y sociedades incluyentes para el año 2030. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible tiene “la visión de un futuro mejor, en donde de manera colectiva derribemos las barreras y corrijamos las disparidades,” afirma el informe. “Reducir todas las desigualdades debe ser el objetivo. Algunas de las contribuciones más poderosas pueden provenir de hacer realidad... los derechos reproductivos de las mujeres”.