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Las medidas adoptadas para prevenir los contagios por Covid-19 han puesto en riesgo la vida e integridad  de cientos de mujeres en Ecuador que viven con sus agresores. Según el Consejo Nacional para la Igualdad de Género, en contextos de emergencia, la violencia basada en género contra las mujeres, “particularmente la violencia intrafamiliar” tiende a aumentar debido a las tensiones y conflictos en el hogar y la emergencia sanitaria no ha sido la excepción. Para mejorar la atención de las mujeres víctimas de violencia y sus hijos, la Secretaría de Derechos Humanos junto a la Universidad Tecnológica Indoamérica, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF),  ONU Mujeres, y el proyecto SART de la Unión Europea, desarrollaron el curso “Violencia basada en género contra las mujeres y protección a la infancia en contextos de emergencia”.

Cecilia Chacón, Secretaria de Derechos Humanos, dice que la emergencia sanitaria impuso nuevos retos porque muchas de las usuarias de sus servicios estaban en confinamiento y ya no podían pedir ayuda como antes. “Antes la gente agarraba un taxi, un bus, o venía en el carro de una persona allegada a la vecindad, pero con la pandemia ya no se podía”, entonces había una necesidad de adaptar sus servicios.

Chacón afirma que el curso tuvo como objetivo principal fortalecer las capacidades del personal del Sistema de Protección Integral de Derechos para que brinden una mejor atención a víctimas de violencia de género en contextos de emergencia como la pandemia. Sin embargo, confía en que las nuevas habilidades aprendidas puedan aplicarse todo el tiempo. 

Chacón indica que el curso también aportó a la creación de un sistema de atención cada vez más amplio, que asegure una calidad de atención sin revictimización para las mujeres y que proteja a todos los niños y niñas en situación de vulnerabilidad.

Lola Valladares, Oficial Nacional de Programa de Género, Cultura y Derechos Humanos  del UNFPA Ecuador, asegura que la implementación del curso es parte del rol que cumplen las agencias de Naciones Unidas alrededor del mundo. Es decir, dejar instaladas ciertas capacidades en los países, para “por ejemplo en este caso, atender los temas de VBG y abordarlos adecuadamente en el marco de los lineamientos nacionales e internacionales para colocar a las víctimas y sobrevivientes de violencia en el centro de sus acciones”. 

Jacqueline Peñaherrera Melo, directora de Posgrados de la Universidad Indoamérica y directora académica del curso, dice que el curso estuvo dirigido a tres grupos de profesionales: abogados, trabajadores sociales, y psicólogos. Peñaherrera asegura que el curso “fue inédito porque todo fue hecho a la medida”. Los contenidos, explica, fueron diferentes para cada grupo y fueron revisados varias veces por mesas técnicas y académicas conformadas por expertos y expertas de la Secretaría de Derechos Humanos, UNFPA, UNICEF, ONU Mujeres y de la universidad, hasta que se alinearan con los objetivos del curso. 

El curso duró 60 horas y contó con la participación de alrededor de 200 profesionales que trabajan en 45 puntos a nivel nacional.  Juliana Cueva, psicóloga clínica que trabaja en la Zona 7 —El Oro, Loja y Zamora Chinchipe— fue una de las participantes, y dice que para ella, el curso fue muy importante. “Nosotros siempre hemos trabajado de manera presencial, siempre estamos con la víctima, pero con la pandemia ya no se ha podido”. Cueva asegura que por esas limitaciones, fue importante que les enseñen qué hacer en estos casos para abordarlos de manera integral. La psicóloga clínica de 29 años dice también fue valioso que hubieran capacitadores del sector público, del sector privado, y de las agencias de la ONU porque les indicaron cómo responder a diferentes casos desde sus propias experiencias. Por ejemplo, si se identifica un caso de violencia psicológica, ahora Juliana sabe cómo aplicar de manera virtual, las técnicas de contención emocional que aplicaba presencialmente  sin que se pierda la calidad de su atención.

El curso fue relevante para que abogados, abogadas, psicólogos, psicólogas y profesionales del trabajo social de la Secretaría y de las Casas de Acogida se especialicen en cómo gestionar casos de violencia de género en contextos de emergencia, cómo hacer una buena intervención en crisis, y cómo llevar a cabo buenas técnicas de autocuidado. Sin embargo, Cecilia Chacón destaca que uno de los aprendizajes más importantes fue el poder valorar lo significativo que es el trabajo de la Secretaría de Derechos Humanos, de las casas de acogida y de los centros de protección de derechos para todas las mujeres y niños que están en situación de vulnerabilidad en Ecuador.