Cristhian Miranda, María José Albarracín, Stefany Pinto y Raquelle Newman, de entre 18 y 23 años, coinciden en algo. No creen que conocer sobre los métodos anticonceptivos los incentive a tener sexo. Este martes 10 de marzo del 2015, en la Casa del Saber Pega Full del Municipio de Quito, hablaron sobre cuál es la mejor opción para cada uno. El lugar está en el Centro, en las calles Rocafuerte y Chimborazo. A pocos metros del Mercado San Francisco. “Hay que librarse de los temas tabú”, opina María José. Ella habla de sexualidad en ese espacio, con chicos de su misma edad, pares. Pero admite que si sale a la calle o a los colegios y universidades, todo se queda en el típico chiste. No se lo toma en serio. Carolina Tipán, de 23 años, está a cargo de los grupos de jóvenes en la Casa. Comparte una realidad: “los chicos me comentan que tienen su primera relación sexual por curiosidad, por saber qué pasa, por probar…”. Por eso, Tipán asegura que necesitan enterarse de que pueden quedarse embarazadas o adquirir una enfermedad de transmisión sexual. A ellos les pide proyectarse, trazarse metas a futuro. No buscar una pareja de forma desesperada. Y les habla de todos los métodos anticonceptivos.
Del total de egresos hospitalarios registrados al 2013 en el país, 170 237 correspondieron a partos, es decir el 14,4%. En Quito, el porcentaje de egresos hospitalarios por partos alcanzó el 9,4%; esto significó 18 963 partos, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) elaborados por el Instituto de la Ciudad y la Secretaría Metropolitana de Salud. Sus cifras también muestran que en el Distrito el porcentaje de partos en adolescentes es menor al del país. En el 2013, el 14% de partos se produjo en las adolescentes (8,8 puntos porcentuales menos que el porcentaje nacional). La cifra corresponde a 2 669 partos, de los cuales 0,4% se produjo en la primera etapa de la adolescencia, esto es entre los 10 a 14 años (82 partos). De acuerdo con la población calculada de adolescentes, la tasa de partos entre chicas de 10 a 14 años fue de 7,7 alumbramientos por cada 10 000 adolescentes. Entre los 15 y 19 años alcanzó los 238,6 partos por cada 10 000 adolescentes.
El ginecólogo Andrés Calle, del Hospital Andrade Marín, encuestó a 35 000 adolescentes de primero, segundo y tercero de bachillerato de colegios de Quito, Ibarra, Santo Domingo, Tulcán, Ambato, Riobamba, Manta, Portoviejo y Esmeraldas, durante cinco años. Fue parte del estudio denominado Epidemiología de la salud reproductiva de adolescentes de Ecuador, que terminó en el 2013. El 45% de los encuestados contestó que antes de los 17 años había tenido relaciones sexuales. Y en promedio, la edad de inicio fue a los 14,6 o 14,8 años. Solo el 28% de las chicas conocía que día ovula, el 82% no estaba al tanto. Le contaron que en el 35% de los casos el profesor de matemáticas les enseñaba sobre educación sexual. Al preguntar a los jóvenes si sabían cómo evitar el embarazo, no pocos contestaron que durante el período de la ovulación no debían tener relaciones.
A continuación, cinco datos que los adolescentes deben saber sobre la vida sexual:
1. El embarazo adolescente aumenta la mortalidad materna Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el embarazo en adolescentes incrementa el riesgo de mortalidad materna, prematurez y bajo peso al nacer. Las menores de 16 años tienen un riesgo de defunción materna cuatro veces más alto que las mujeres de 20 a 30 años, y la tasa de mortalidad de sus hijos recién nacidos es 50% superior. Esto sin tomar en cuenta las implicaciones educativas, económicas y laborales, implicaciones de género e impacto en las familias.
2. Los anticonceptivos tienen contraindicaciones Calle recomienda administrar un método anticonceptivo a personas con vida sexual activa, es decir que tienen relaciones al menos una vez por semana. Hay 30 tipos de métodos en el mercado, con diferentes principios activos. Estos, explica el galeno, tienen contraindicaciones: se puede engordar, sentir dolor de piernas y hay riesgos trombo embólicos. Hay inyectables y pastillas; el peso es una variable a considerar. Todo anticonceptivo es procesado por el hígado, por lo que debe hacerse una prueba hepática antes de recetarlo.
3. La T de cobre no es recomendable Sobre qué método es mejor para los adolescentes, Calle reitera que todo depende de cada organismo, de la edad y de si una joven ha tenido hijos o no. Pero puntualiza que la T de cobre es un dispositivo intrauterino que no debería ser usado por una adolescente que aún no ha sido madre. Su útero es muy pequeño, no hay dilatación suficiente para implantar el dispositivo. Podría ocasionar sangrados.
4. El condón no surte efecto si se coloca solo antes de eyacular Los adolescentes varones deben colocarse el condón desde el inicio de la relación sexual y no solo antes de eyacular. El ginecólogo explica que cuando el hombre está excitado elimina esmegma, un líquido con miles de espermatozoides: en la eyaculación hay millones. Para embarazar a una mujer apenas se necesita un espermatozoide.
5. Prohibir la vida sexual, aumenta los riesgos El médico menciona estudios realizados en Europa del Este, en países como Rumania y Hungría. Dice que mientras más se prohíbe a los jóvenes iniciar su vida sexual, las consecuencias son peores. “Instaurar políticas de educación sexual y suministrar anticonceptivos reduce el índice de mortalidad materna por aborto provocado. No por prohibirles dejan de tener relaciones”, dice. Señala que para terminar con un embarazo no deseado, jóvenes y adultas abortan en lugares sin asepsia, por lo que aumentan los casos de muerte materna.
Fuente: Mariela Rosero / Diario El Comercio de Quito
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Foto: Diario El Comercio