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Los países en desarrollo con una numerosa población de jóvenes pueden dar gran ímpetu a sus economías, a condición de hacer grandes inversiones en la educación y la salud de los jóvenes y de proteger sus derechos, según el informe Estado de la población mundial 2014, publicado por UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

Esos posibles adelantos económicos se harían realidad por medio de un “dividendo demográfico”, que puede lograrse cuando la población de un país en edad de trabajar es mayor que la población que es más joven y dependiente, indica el informe.

Pero con el fin de elevar al máximo el dividendo los países deben procurar que la población joven en edad de trabajar esté equipada para aprovechar las oportunidades de empleo y otras posibilidades de obtener un ingreso.

“La cifra actual sin precedentes de 1.800 millones de jóvenes constituye una oportunidad enorme de transformar el futuro”, dice el Dr. Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo del UNFPA. “Los jóvenes son los innovadores, creadores, constructores y líderes del futuro. Pero pueden transformar el futuro solo si cuentan con las aptitudes, la salud, la capacidad de adoptar decisiones y verdaderas opciones en la vida”, agrega.

Con políticas e inversiones apropiadas en el capital humano los países pueden empoderar a la juventud a fin de impulsar el desarrollo económico y social y aumentar el ingreso per cápita, señala el nuevo informe del UNFPA.

El Director Ejecutivo del UNFPA dice a los Estados que deseen procurar un dividendo demográfico que han de velar por que los adelantos que se obtengan tengan como resultado un crecimiento que beneficie a todos.

“Es demasiado fácil hablar del dividendo demográfico en términos de dinero, ahorro y crecimiento económico”, dice el Dr. Osotimehin. “El dividendo demográfico debe controlarse de manera de lograr un crecimiento incluyente y de brindar oportunidades y bienestar a todos”.

En los decenios de 1950 y1960 varias economías de Asia oriental hicieron grandes inversiones en la capacidad de la juventud y en aumentar su acceso a la planificación voluntaria de la familia, permitiendo que iniciaran sus familias más tarde y tuvieran menos hijos. La República de Corea, por ejemplo, logró un crecimiento de su producto interno bruto per cápita de alrededor del 2.200 por ciento entre 1950 y 2008.

Nueve de cada diez de los jóvenes del mundo actual viven en países menos adelantados. Como consecuencia del retraso de sus servicios sociales esos países tropiezan con mayores obstáculos para aprovechar las ventajas que pueden derivar de la participación de una fuerza laboral joven y productiva.

El informe del UNFPA indica que los cambios demográficos que tienen lugar en unos 60 países brindan una oportunidad para lograr el dividendo demográfico. El tamaño de ese dividendo dependerá en gran medida de la forma en que esos países inviertan en la juventud para hacer efectiva su plena potencialidad.

Si los países africanos subsaharianos repitieran la experiencia del Asia oriental invirtiendo en forma apropiada en la juventud, permitiéndole participar en las decisiones que afectan su vida y adoptando políticas que refuercen el desarrollo económico, la región en su conjunto podría lograr un dividendo demográfico de hasta 500 mil millones de dólares por año durante 30 años.

Un dividendo demográfico de esa magnitud puede sacar a cientos de millones de personas de la pobreza, aumentar el nivel de vida y dar impulso a las economías, señala el informe. Son inversiones críticas en la juventud para lograr un dividendo demográfico las que protegen los derechos, incluidos los derechos reproductivos, mejoran la salud, incluida la salud sexual y reproductiva, y aportan las aptitudes y los conocimientos para aumentar la capacidad de la juventud. Esas inversiones pueden acelerar además la reducción de la fecundidad, lo que puede a su vez acelerar la transición demográfica.