Hay una verdad incómoda que empaña los progresos en materia de salud y derechos sexuales y reproductivos que se han extendido por todo el mundo en los últimos 30 años: millones de mujeres y niñas no se han beneficiado de ellos debido a su identidad o su lugar de nacimiento. Así lo expone el informe Estado de la Población Mundial 2024 que publica hoy el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas que se encarga de la salud sexual y reproductiva.
Bajo el título Vidas entrelazadas, hilos de esperanza: eliminar las desigualdades en materia de salud y derechos sexuales y reproductivos, el documento hace énfasis en el papel del racismo, el sexismo y otras formas de discriminación como obstáculos que dificultan que la población femenina avance en este ámbito. Los datos son abrumadores. Las mujeres y las niñas pobres, aquellas que pertenecen a minorías étnicas, raciales o indígenas o que se ven atrapadas en entornos de conflicto tienen más probabilidades de morir porque no pueden acceder a la atención sanitaria oportuna.